lunes, 26 de noviembre de 2012
Valparaíso, paraiso porteño entre los cerros
Valparaíso es la joya chilena del Pacífico, es una ciudad colorida, rodeada de cerros, desde donde se puede apreciar increibles vistas de la ciudad y el mar en terrazas.
Ubicada a unos kilómetros al norte de Santiago, sobre unos cerros que miran al Pacífico.
Es la ciudad más pintoresca de Chile, donde se pueden ver sus casitas coloridas y disfrutar de excelentes vistas desde las terrazas desde los cerros.
El paisaje recuerda un poco al barrio de La Boca (Buenos Aires), por sus construcciones antiguas, sus casas de madera y chapa pintadas de diferentes colores, y por sobre todo, por su aire húmedo y portuario.
Se destaca el casco histórico por su belleza, que por conservarse viejo y pintoresco, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2003.
Valparaíso es una ciudad con vida propia, rústica, con un gran puerto, con callejuelas y callejones por donde se puede ver a la gente de mar y respirar el aire que llega del oceano.
Recorrer la ciudad a pie puede ser cansador, por las pendientes duras, aunque vale la pena conocer y ascender por las distintas escaleras o calles empinadas. Desde arriba, uno de los funiculares que suben y bajan por las laderas de los cerros, ofrecen breves y peculiares viajecitos con una vista excelente.
Otra opción, es ascender al cerro directamente desde su interior. El famoso ascensor Polanco está construido dentro de la tierra.
Se ingresa por un túnel y se sube por un ascensor no apto para claustrofóbicos, cuyo hueco se separa de pocos centímetros de distancia con la pared del cerro. En la cima, se puede acceder a un mirador circular con una vista excelente de toda Valparaíso.
La arquitectura de Valparaíso es variada y diversa, donde se pueden ver casas simples, precarias, rústicas, pero con muchos colores, y tambien las clásicas construcciones coloniales y elegantes.
Sobre los cerros Concepción y Alegre, donde está el casco histórico, surgieron muchos hoteles boutique entre tantos pasajes, y es la zona frecuentada por turistas que llegan a disfrutar los tantos miradores, asomándose a la ciudad y al mar.
Otro paseo atípico es sobre la meseta del cerro Panteón, donde están ubicados los cementerios. Si bien no hay nombres famosos allí, se puden ver espectaculares lápidas, mausoleos y criptas espectaculares, de casi doscientos años.
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Titulo: Paraiso porteño entre los cerros.
Publicado el 19/02/2012.
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Sitio: 365chile.com
Ver en: http://www.365chile.com/valparaiso/paraiso-porteno-entre-los-cerros_n.html
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lunes, 12 de noviembre de 2012
Punta de Choros, el paraíso de la fauna marina
Nos pareció interesante esta nota de Mariela Castro, de 101 Lugares increibles de viajes, donde destaca las virtudes de Punta Chorros, este pequeño paraiso natural en la región de Coquimbo.
Punta de Choros es una pequeña caleta en la Región de Coquimbo, Chile, donde el paisaje natural de arenas claras y aguas turquesas es hogar de una fauna marina riquísima (delfines, pingüinos, lobos marinos e incluso ballenas francas) Tal catálogo no pudo más que convertirla en un destino para el eco turismo.
Para llegar a Punta de Choros hay que recorrer 114 kilómetros por la Ruta 5, al noroeste de La Serena. El camino que lleva hasta allí no tiene desperdicio: está bordeado por olivos y, si se presta atención, se puede ver el desierto florido, una maravilla natural del norte chileno. Desde Santiago de Chile no hay servicios de buses directos, pero sí desde La Serena.
Frente a Punta de Choros se encuentra la Reserva Nacional del Pingüino Humboldt, una de las más nuevas de Chile hecha para proteger a esta especie en vías de extinción. Incluye tres pequeñas islas: Chañaral, Choros e isla Damas. La fauna marina que habita en sus rocas, costa e islas es un espectáculo imperdible pero para poder avistarla hay que registrarse previamente en la Conaf, el organismo que administra los parques nacionales. Se consiguen fácilmente contrataciones de botes que llevan hasta la Reserva y que nos llevan a pasear por las tres islas que la componen.
Si piensas que con una visita de unas horas no te bastará, siempre puedes acampar en el sector de La Poza de la isla Damas. Eso sí, estate precavido y lleva agua y cocinilla a puesto que está prohibido hacer fuego con material de la isla. El máximo que se puede permanecer es de cinco días, ya que se busca reducir el impacto humano en el lugar y cuidar al máximo a las especies locales.
En tierra firme, el poblado de Punta de Choros es también un lindo lugar para recorrer un pueblo típico de pescadores que está en pleno crecimiento y donde encontrarás cuenta restaurantes, cabañas y hoteles.
El entorno de Punta de Choros está marcado por el clima semiárido que predomina. Hay que tener en cuenta que en dirección norte empieza a aparecer el Desierto de Atacama.
Las actividades que se pueden desplegar están estrechamente vinculadas con ecoturismo, se puede hacer natación, navegar, bucear y practicar pesca recreativa, kayak de mar, picnic. Sumado a la contemplación y fotografía de la flora y fauna local.
Las grandes estrellas de la naturaleza que atraen muchos turistas son los famosos delfines nariz de botella. Aunque también hay Chungungo (Nutria Marina), Lobos Marinos y una gran variedad de aves entre ellas 3 tipos de Cormoran, Pilpinel, Piqueros, Zarapitos, Churrete Costero, Bandurria, Pelicanos, Jotes, etc.
Fuente: 101 Lugares increibles de viajes
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Titulo: Punta de Choros, el paraíso de la fauna marina.
Publicado el 01/02/2012.
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Sitio: 365chile.com
Ver en: http://www.365chile.com/punta-de-choros-el-paraiso-de-la-fauna-marina_n.html
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lunes, 5 de noviembre de 2012
El volcán de los escultores, en la Isla de Pascua
El volcán Rano Raraku era un territorio donde los trabajadores de todas las tribus acudían acá para realizar sus esculturas.
Las estatuas eran talladas sobre la roca viva, utilizando herramientas de piedra que se encuentran de a centenares en los alrededores y que se abandonaban cuando la punta empezaba a perder el filo. Las cabezas se trabajaban primero y se despegaban de la roca sólo cuando estaban casi totalmente terminadas: una vez puestas de pie, se cincelaban los detalles –en la parte posterior, muchas tienen todavía visibles ornamentos que parecen tatuajes– y luego, puestas panza abajo y enmarcadas en una especie de escalera hecha de las pocas maderas disponibles, se echaban a andar a pura fuerza de brazos por las rudimentales rutas que surcaban el territorio, hasta llegar al altar designado.
Tras ese paso llegaba la parte más difícil: arrastrada por una rampa de tierra y piedra hasta la plataforma, con la ayuda de troncos era levantada paulatinamente –mientras acechaba el riesgo de empujarla demasiado y tumbarla–, hasta llegar a la posición erecta con un último tirón final. Todo el proceso requería de ingentes dosis de esfuerzo físico, a través cuerdas y maderas.
La última estatua se levantó en 1620. Cuando los primeros europeos llegaron, exactamente el día de Pascuas de 1722, el culto a las enormes estatuas ya había sido suplantado por otro, que tenía en el centro de su cosmogonía al Hombre Pájaro. Entonces, las sugestivas estatuas de Pascua, los moáis, quedaron como únicos testigos de una civilización llena de misterio y de enseñanzas, que todavía hoy fascina y asombra.
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Titulo: El volcán de los escultores.
Publicado el 22/01/2012.
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Sitio: 365chile.com
Ver en: http://www.365chile.com/isla_de_pascua/el-volcan-de-los-escultores_n.html
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